Arquidiócesis de Córdoba 2010

Al celebrar el Bicentenario del nacimiento de nuestra Patria queremos renovar nuestro ánimo y expresar este gran deseo: “Queremos ser Nación, una Nación cuya identidad sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común”.

Las imagénes que ilustran este Via Crucis pertenecen a las siguientes iglesias y capillas de la diócesis: Catedral, Capilla Doméstica de la Compañía de Jesús, El Carmen, Santo Domingo, Capilla de Lourdes de la Compañía de Jesús, Iglesia de Alta Gracia, Compañía de Jesús, Capilla de Candonga, Santa Catalina, Capilla de Atos Pampa, María Auxiliadora, Capilla Vieja de Santa Rosa de Calamuchita, La Merced, Sagrado Corazón de La Falda, Monasterio de las Teresas, y Nuestra Señora del Rosario de Tulumba.

Oración por la Patria

Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos. Nos sentimos heridos y agobiados. Precisamos tu alivio y fortaleza. Queremos ser nación, una nación cuya identidad sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común. Danos la valentía de la libertad de los hijos de Dios para amar a todos sin excluir a nadie, privilegiando a los pobres y perdonando a los que nos ofenden, aborreciendo el odio y construyendo la paz. Concédenos la sabiduría del diálogo y la alegría de la esperanza que no defrauda. Tú nos convocas. Aquí estamos, Señor, cercanos a María, que desde Luján nos dice: ¡Argentina! ¡Canta y camina! Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos. Amén.

I- Jesús es condenado a muerteJesucristo, Señor de la Historia, te necesitamos”. Te necesitamos para no permanecer indiferentes frente a las injusticias: trabajo precario, sueldos insuficientes, malos servicios, postergación de las necesidades, inseguridad, violencia. Queremos cambiar la realidad de nuestra comunidad parroquial, donde también sufrimos las distancias y las diferencias, y desde la parroquia cambiar nuestra Patria grande. Oramos Señor de la Historia, te necesitamos. Donde haya injusticia, necesidad, inseguridad.. Señor… Donde haya desilusión, decepción y descreimiento. Señor… Donde falte el diálogo, la comunicación, la reconciliación. Señor… Donde haya inmadurez humana, individual y social, y falte la fe. Señor…
II- Jesús carga con su Cruz “ Señor, Jesús nos sentimos heridos y agobiados”. Nos sentimos ofendidos y ofendemos, ignorados y discriminamos, no sabemos dialogar, desconfiamos y desconfían de nosotros. Abandonamos al anciano, al discapacitado, al que piensa diferente, al que pertenece a otro culto, al que no cree, al que no tiene cultura y sentimos también en carne propia el abandono. Ponemos distancias al prójimo y caminamos en soledad, ¡no construimos la Patria de hermanos! Oramos Señor, que construyamos una Patria de hermanos. Porque crece la intolerancia y la discriminación. Señor… Porque vemos familias, niños, mujeres, hombres sumidos en la desesperanza. Señor… Porque es dolorosa la indiferencia y la mentira en nuestras autoridades. Señor… Porque en nuestros ambientes intelectuales, políticos y culturales aumenta el relativismo y la ausencia de Dios. Señor…
III- La primera caída de Jesús “Señor, precisamos tu alivio”. Seguir a Jesús en el camino de la Cruz es asumir nuestras limitaciones, es acercarnos al prójimo, es comprometernos como ciudadanos, sin temor a las caídas. Seguir a Jesús es pedirle las fuerzas necesarias para reiniciar cada día, el camino hacia la construcción de una Patria de hermanos. Oramos: Señor, alivia el dolor en nuestra vida. Porque es difícil asumir compromisos en la comunidad parroquial y barrial. Señor… Porque tenemos que asumir el dolor de la enfermedad y de nuestras propias limitaciones. Señor… Porque nos da miedo salir de la seguridad de nuestra fe para comprender al otro que no cree como nosotros. Señor… Porque el dolor de la enfermedad y nuestras limitaciones no nos permiten estar alegres. Señor…
IV- Jesús se encuentra con su Madre “¡Aquí estamos, Señor, cercanos a María!” La Virgen María, en medio de sus sufrimientos, entendió a su hijo mejor que nadie. Entonces, sólo Ella, puede ayudarnos a seguir a su Hijo Jesús. Nuestro pueblo ama a la Virgen y acude fervorosa a los santuarios. A nuestra Madre de Luján, Patrona de la Patria. Le pediremos, que nos ayude para construir una Patria de Hermanos, trabajando como ciudadanos comprometidos. Oramos. Señor, que Nuestra Madre de Luján nos bendiga. Porque las familias, las escuelas y nuestras comunidades están en crisis. Señor… Porque nos sentimos desamparados frente a la indiferencia de nuestras autoridades. Señor… Porque nos angustia y nos da miedo la inseguridad. Señor… Porque nos da pena la desesperanza de los jóvenes. Señor …
V- El cireneo ayuda a Jesús “ Danos la valentía de los hijos de Dios para amar a todos, sin excluir a nadie”. En nuestra sociedad y en nuestra parroquia hay hermanos que nos necesitan. Necesitan ser escuchados, acompañados, contenidos, recibir formación humana y cristiana, vivir la fe, ser respetados y tratados con dignidad. Como el Cireneo ya no podemos desentendernos al dolor de los demás. Esa es la conversión que Jesús quiere: que dejemos de mirar pasivamente para comprometernos en la acción. Oramos Señor, que seamos valientes para amar al hermano. Si tiene necesidad de pan y de vestido. Señor… Si está desorientado y sin oportunidades para crecer… Si es anciano y está solo. Señor… Si lleva la carga de la enfermedad. Señor… Si lo vemos deprimido, desesperanzado. Señor…
VI- Una buena mujer limpia el rostro de Jesús “Danos la valentía de los hijos de Dios perdonando a los que nos ofenden, aborreciendo el odio” El rostro de Jesús es también el rostro de nuestros enemigos, es la cara del que habla mal de nosotros, del que nos traiciona, del que es injusto con nosotros, de todos aquellos a quienes tenemos que perdonar, con quienes tenemos que compartir nuestro destino de argentinos, con quienes tenemos que acortar distancias y comprometernos como ciudadanos para construir nuestra Patria. Oramos Señor, que nos reconciliemos como argentinos. Porque nos cuesta aclarar malentendidos sin recurrir a la violencia. Señor... Porque queremos siempre imponer en vez de proponer. Señor… Porque herimos, ofendemos y dividimos con nuestras palabras. Señor… Porque buscamos el camino fácil del amiguismo y no nos abrimos a todos. Señor…
VII- Jesús cae por segunda vez “Señor Jesús, precisamos tu fortaleza”. Jesús, para que encontremos fortaleza y consuelo ante las dificultades, nos quiere unidos en su nombre. Para eso funda la Iglesia, para que todos seamos uno. ¿Y cómo lo haremos? Con seguridad lo haremos acortando las distancias que nos separan, superando las diferencias que el individualismo y el egoísmo ha instalado entre nosotros. Oramos ¡Señor, danos fortaleza para llevar nuestras cruces! Cuando no tengamos el pan, el vestido, la salud, la educación, el trabajo. Señor.. Cuando sintamos el cansancio y el peso de las limitaciones de nuestra comunidad parroquial, familiar y barrial. Señor… Cuando nos cueste superar el individualismo para poder reconciliarnos. Señor…
VIII- Jesús consuela a una de las mujeres que lloran por Él. “Danos la valentía de los hijos de Dios para construir la paz” ¡Cuántos motivos tenemos para ponernos a llorar, para quejarnos! La gente sin trabajo, los chicos sin escuela, las familias sin atención médica, el hambre, la escasez, el rencor, la inseguridad. Todos los males que sufrimos tienen nido en nuestro corazón y es allí donde hay que poner el remedio. No nos sentimos hermanos, nos interesan sólo nuestros problemas, nos cuesta compartir el tiempo, no nos ponernos juntos a trabajar por una Argentina grande. Oramos Señor, que tengamos paz en nuestra Patria. Para que nadie sufra la discriminación y la exclusión social. Señor… Para que nadie sea insultado, atropellado en su dignidad, violado, agredido. Señor, Para que superemos nuestra inmadurez humana, individual y social. Señor… Para que no nos desalentemos ni vivamos de nostalgias, sino que miremos a nuestro alrededor con fe y esperanza. Señor…
IX- Jesús cae por tercera vez “ Señor, danos valentía para amar a todos, privilegiando a los pobres” En nuestras comunidades parroquiales y en nuestra Patria todos vivimos necesidades. Nos duele nuestra propia realidad personal, familiar, comunitaria. Pero sabemos que hay quienes carecen de lo más elemental: alimento, vestido, seguridad, atención médica, afecto, familia, formación humana y cristiana. Queremos convencernos de que en el rostro de nuestros hermanos que sufren estás Tú, para encontrar de este modo la fuerza para salir de nosotros mismos y ayudarlos, más allá de nuestros propios dolores. Oramos Señor, que te amemos a Ti en el hermano pobre. Para que brindemos alimento, vestido, ayuda concreta. Señor… Para que colaboraremos en la formación humana y cristiana. Señor… Para que entreguemos nuestro propio tiempo. Señor… Para dar una palabra de aliento, un consejo oportuno, consuelo en el dolor. Señor…
X- Se reparten los vestidos de Jesús “Señor, queremos comprometernos con el bien común”. En nuestra vida, la de todos los días, anteponemos los proyectos personales, nuestras ideas, al dolor de las personas que nos necesitan, que nos piden una mano. No tenemos tiempo para los demás, no tenemos tiempo para compartir, no tenemos tiempo para el encuentro. Oramos ¡Señor, ayúdanos a trabajar por el bien común! Cuando nuestros proyectos personales ocupen nuestra mente y nuestro tiempo. Señor... Cuando seamos capaces de aportar, de ser creativos, de colaborar. Señor… Cuando nos pida ayuda el pobre, enfermo, extranjero, niño, anciano, enemigo o ignorante. sintamos que a Ti te servimos. Señor…
XI- Jesús es clavado en la Cruz “Señor, concédenos la sabiduría del diálogo” En medio de las cruces y del dolor de nuestra patria, de nuestras familias en crisis, de nuestras comunidades desunidas, ¡qué necesidad tenemos de reconciliarnos, de perdonamos, de trabajar juntos! ¡Qué importante es dialogar para buscar soluciones acordadas, compartidas!. El diálogo, el encuentro es una necesidad imperiosa para construir la Patria. Oramos Señor, que dialogando construyamos la Patria. Para llegar al diálogo profundo y verdadero aprendiendo el lenguaje del otro. Señor… Para que crezcamos en la verdadera escucha del hermano. Señor… Para que siempre busquemos los consensos y los acuerdos. Señor… - Para que superemos los conflictos egoístas y nos reconciliemos de verdad. Señor…
XII- Jesús nos entrega su vida por amor “Jesús, concédenos la alegría de la esperanza que no defrauda” Es frente a la muerte que solemos decir: 'no somos nada'. Luchamos en la vida por cosas materiales, de tan poco valor, que la muerte, como un viento enfurecido, nos quita todo. Gracias a la muerte de Jesús, vivimos la vida del amor, la vida de Dios que es inmortal. Ya no diremos “no somos nada”; somos todo para Dios, tan queridos por El, que muere su Hijo por nosotros. Oramos ¡Señor, Tú eres nuestra esperanza! Cuando acompañamos a nuestros enfermos terminales. Señor…… Cuando llamas a tu Reino a nuestros seres más queridos. Señor… Cuando sentimos el dolor, la enfermedad que nos va limitando. Señor… Cuando el dolor no nos permite entender que gracias a tu muerte renace la vida. Señor…
XIII-La Virgen vela en sus brazos el cuerpo de Jesús
“Aquí estamos, Señor, cercanos a María que desde Lujan nos dice “Argentina, canta y camina”. Querida Virgen María, al pie de la Cruz con tu Hijo en brazos, nos recordás a todas la madres doloridas: ojos colorados, pálida la cara. Vos comprendiste que con esta muerte nos llega la vida grande. ¡Ayúdanos a entender el Reino de tu Hijo, e intercede por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte! Oramos ¡Madre, ayúdanos a construir el Reino de tu Hijo en nuestra Patria Argentina! Porque queremos profundizar la Palabra de tu hijo que nos ilumina, nos ayuda a madurar en la fe, a nivel personal y comunitario. Madre… Porque no queremos decaer en el entusiasmo de sentirnos hermanos y buenos ciudadanos. Madre… Porque necesitamos ser creativos y responsables para ayudar a nuestras familias, a nuestras comunidades, a nuestra sociedad que están en una profunda crisis. Madre… Porque queremos ver tu imagen valiente en todas las mujeres, madres, solas, marginadas, excluidas. Madre …
XIV-Entierran a Jesús
Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos. En la sociedad, en nuestras comunidades, en nuestras familias vivimos muchas muertes, hay muchas heridas y hay mucho dolor: falta de diálogo, ausencia de valores, ausencia de Dios, individualismo, espiritualidad superficial, activismo, desunión, autoritarismo, cansancio, incomunicación, desvalorización, fanatismos, falta de oportunidades, desocupación, pobreza, inseguridad y violencia. Pero Jesús nos invita y nos ayuda a sanar heridas, a asumir dolores, a ser hermanos; en fin, a pasar de la muerte a la vida: al amor, al compromiso, al respeto, a trabajar siempre y a vivir la fe en profundidad. Oramos Señor, que sepamos morir para dar vida. Porque tenemos que olvidarnos de nuestras propias dolencias para ayudar al hermano que está solo, desamparado, triste y enfermo. Señor… Porque debemos morir al individualismo para encontrarnos, crecer en comunidad. Señor. Porque debemos morir al egoísmo para ser tolerantes, respetuosos, comunicativos y participativos, para construir una Patria grande. . Señor… Porque necesitamos vocaciones sacerdotales, religiosas, misioneras y laicales para dedicar sus vidas a la construcción de tu Reino. Señor…
XV- Jesús resucitó y vive entre la gente solidariaTú nos convocas. Aquí estamos, Señor” La vida nueva está en darnos cuenta de que en Jesús somos hijos de un mismo Padre y por tanto somos hermanos; que Jesús está de nuestro lado, que es posible y debemos salir de nosotros mismos, para ofrecer ayuda, para superar los obstáculos en unidad, para trabajar juntos. De este modo, creceremos como familia, como comunidad eclesial, como Nación. Oramos ¡Señor, contamos con tu inmenso Amor! Cuando compartimos, dialogamos, nos encontramos y trabajamos juntos. Señor… Cuando nos das la esperanza de que podemos construir nuevas familias, nuevas comunidades, una nueva sociedad. Señor… Cuando nos das la fuerza necesaria para seguirte. Señor… Cuando sentimos el compromiso de construir una Nación de hermanos y buenos ciudadanos. . Señor...
Oración Final Señor Jesús, tú nos has permitido recorrer junto a María nuestra Madre, los misterios de tu Pasión para que te acompañemos también en tu Resurrección. En la celebración del Bicentenario de nuestra Patria, este año queremos caminar contigo nuevos caminos, dando pasos de verdaderos hijos de Dios y hermanos entre nosotros, como Tú nos has enseñado en el Camino de la Cruz, Camino del Amor. Queremos que Tú nos ayudes a ser buenos ciudadanos para hacer realidad el sueño de una Patria de Hermanos. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.